domingo, 9 de septiembre de 2012

III Titán de la Mancha año 2011.

Para hoy teníamos programada hacer la tercera edición de la Titán de la Mancha, la correspondiente al año pasado.

Durante el verano del 2011 fue cuando nos pusimos los retos de participar en una edición de El Soplao y en una de La Titán de la Mancha, y para ello hemos recorrido miles de kilómetros por caminos, pero ese año todavía no estábamos preparados y todos los retos eran para este 2012.

En el verano del 2011 yo acaba de hacer por primera vez una ruta de 100 kilómetros y la cantidad de 250 me seguía pareciendo algo desorbitado.

De todas formas este año 2011 estuvimos en la Plz. de España de Alcázar de San Juan esperando la llegada de los valientes que se atrevieron a realizar la edicción más larga hasta ahora y la más concurrida en participación hasta entonces.

Por primera vez les hizo un día sin lluvia pero con mucho calor y mucho polvo en los caminos que también les hizo sufrir con molestias en los ojos... cuando llegaron a la plaza después de 20 horas en la bicicleta traían un aspecto de como si vinieran de... ¿la guerra?, pues casi.

Sabía que el 2012 iba a ser mi año en la bici. El año 2010 fue cuando comencé a montar, el año 2011 cuando me lo tomé en serio y me puse los retos para el 2012, y este año 2012 el año de la consecución de los mismos.

Rutas de este tipo no son fáciles de realizar, además de un esfuerzo estremadamente grande físico y mental se necesita alguien que te acompañe en la aventura, pero también apoyo de la familia ya que requiere de mucho tiempo para hacerlo y antes de más tiempo aún para prepararlo, por eso es complicado entrenarse para algo así.

Esta semana habíamos puesto de nuevo un anuncio en las redes sociales por si nos quería acompañar alguien y tres fueron los que se animaron, al final uno no pudo pero Manuel y Kelles si pudieron hacer todo el recorrido con nosotros.

Para ambos iba a ser la distancia más larga recorrida por ellos y como participantes de la próxima Titán de la Mancha 2012 también necesitaban un entrenamiento y esta es la mejor forma de saber si se va a ser capaz de aguantar, hacer algo "similar".

Quedamos a las 23:45h. en casa para desde ahí ir a la Plz. de España para salir como los originales Titanes pero unos minutos antes mientras estaba preparando la mochila me llamó David para preguntarme si había visto lo que caía, yo no tenía ni idea de que estuviera lloviendo pero al asomarme a la venta efectivamente estaba lloviendo y en cantidad.

Me preguntó qué íbamos a hacer, y la respuesta fue hacer la Titán, si o si, David se refería a si retrasábamos un tiempo la salida hasta que escampara un poco, tampoco se refería a suspenderla, yo entendí que se refería a suspenderla y le dije que nos íbamos a la misma hora lloviera, tronara o nevase. Nosotros habíamos hecho la del 2009 y la del 2010 con 42 grados mientras ellos fueron con lluvia y barro, en esta del 2011 que ellos fueron secos y con calor nosotros podíamos ir con barro y no nos iba a pasar nada, ¿o si?

Esa tarde me eché una siesta de un par de horas, y luego cené abundantemente, un montón de ensaladilla rusa para merendar, rico en hidratos, y al rato para cenar un plato gigante de espaguetis, más hidratos, me duché, me pesé antes de salir y había cogido a lo largo del día casi 3 kilos de peso, de los 65 de ahora a los 67.7 kilos, luego al finalizar el reto quería volver a pesarme para comprobar el desgaste que se produciría en las muchas horas de pedaleo seguidas.

Cargué la mochila con 4 o 5 barritas, dos geles que me quedaban, un kilo de plátanos (yo llevaba los plátanos de David y él dos sandwich para mi), tres litros de agua congelada, un bote de agua, varias pastillas de sales minerales para el agua, un par de cámaras con líquido antipinchazo de repuesto, pero además contando con el frío,... unos guantes de invierno, las perneras, los manguitos, un chaleco, dos baterías de repuesto para el GPS, una para la cámara, y una para las luces (esta última no era necesario pero tampoco sabía que la llevaba en la mochila descargada de la anterior salida... unos gramos de más que llevé en la espalda durante 260 kilómetros), todo esto hacía una mochila impresionante, además de tener que estar pedaleando durante más de 20 horas seguidas llevaba en la espalda entre 5 y 6 kilos de peso extra.

Quedamos David y yo y esperamos que llegara enseguida Gámez para ir al encuentro de Kelles en la plaza, allí nos esperaban ya familiares y amigos para despedirnos, algunos con más ganas y otros para regañarme por hacer rutas tan largas. Mi padre me dice que ni los profesionales están 20 horas en la bici, ni a los que pagan hacen 260 kilómetros y que yo que no he practicado ningún deporte jamás en la vida ahora hago esta barbaridad.

Estaban además esperándonos Andrés y Use que nos dijeron que se unirían a nosotros para realizar los últimos 60 kilómetros en Belmonte o El Toboso o donde pudieran dependiendo de la hora. Pero además vimos a otros conocidos que nos saludaron y compartieron los últimos minutos antes de salir.

Estábamos empezando a perder tiempo, muchas fotos pero sin posar bien, muchos saludos, mucho ver la bici nueva de Kelles, y muchos besos y despedida pero no arrancábamos hasta que dijimos de irnos ya.

Para empezar no teníamos todos el mismo track. Yo me había descargado la ruta de un tal "Aguililla Kudeira" pensando que si me descargaba el "oficial" de "rutasporalcazar.com" podría no ser el real que se hizo. Ellos como organizadores diseñan una ruta que luego por las lluvias, viento, averías, o lo que sea se puede modificar, al coger la ruta de alguien ajeno a la organización me aseguraba que era la ruta que realmente se hizo. Pero fui el único que pensó esto, los otros dos que llevaban GPS iban los dos con la ruta de Fran Lorente por lo que eran dos contra mi a la hora de elegir que camino seguir.

La salida empezaba dirección a Villafranca de los Caballeros y el camino estaba húmedo, de estar en este estado toda la ruta iba a pasar fresco pero con la ventaja de no respirar polvo como sucedió un año antes y además al ser poca la cantidad de agua tampoco íbamos a embarrar.

Llegamos a Villafranca y cruzamos el pueblo dirección a las lagunas, hasta ahí iba hablando con Kelles de mi reciente afición a la bicicleta, ya he hablado con mucha gente que lleva dos o tres años practicando este deporte, creo que son más de los que llevan muchos años.

En Villafranca me preguntaron que si no llevaba la rueda trasera pinchada, en realidad la llevaba con poco aire pero no pinchada, podríamos haber parado para dar aire con el bombín pero pensé que si era solo un poco y sin un buen bombín lo podía dejar igual o con menos aire y que es posible que pasáramos por alguna gasolinera en Villacañas, Lillo o en cualquier otro pueblo, iba algo floja y me costaba un poco tirar a buen ritmo pero me encontraba fuerte y seguro de poder aguantar unos kilómetros algo frenado.

Desde aquí nos dirigimos a Villacañas que era donde habíamos pensado hacer la primera parada para descansar y comer algo.

Como curiosidad resulta que al llegar a Villacañas serían sobre las 2:30 am y empezaron a tirar fuegos artificiales, las ferias y fiestas de este pueblo son a principios de agosto, además los fuegos se tiran tradicionalmente a media noche pero esta vez nos estaban esperando. Alguien esperó a que 4 titanes de la Mancha llegaran a su pueblo para tirar una traca de fuegos artificiales.

Paramos en un banco para comer unas barritas y me puse los manguitos, las perneras ya las tenía desde casa por lo engorroso de ponerlas en la calle, pero ya notaba frío en los brazos. Estuvimos parados un buen rato, llevábamos ya 40 kilómetros y estuvimos parados 25 minutos.

Las siguientes paradas no las tenía pensadas, tampoco había mirado mucho el track, recordaba que el siguiente pueblo era Lillo, el pueblo de mi familia materna, luego había una zona de distintos pueblos hasta la zona de Uclés o Saelices que no conocía y luego recordaba un tramo largo por el que no se pasaba por ningún pueblo hasta llegar a zonas conocidas como Belmonte o Mota del Cuervo.

Salimos de Villacañas dirección a los Molinos Eólicos y desde aquí llegamos a la entrada de Lillo donde había una gasolinera para dar aire a mi rueda trasera. El problema es que no tenía compresor de aire y pensé que en el siguiente pueblo encontraría otra gasolinera, llevaba otros 20 kilómetros desde Villacañas lastrado y seguro que tenía fuerzas para hacer otros 20.

Quisimos hacer una parada, corta en tiempo pero lo gusto para tomar una barrita rápida y pensamos que en vez de en el suelo de la gasolinera mejor en la plaza o en el centro del pueblo.

Empezamos a cruzar Lillo cuando llegamos a una calle ancha con un escenario grande en donde se celebraba el baile de las ferias y fiestas de Lillo. Había un ambiente impresionante, de niñas y niños bailando, bebiendo, .... que nos vieron llegar a los 4 con nuestras bicis, luces, cascos,.... nos dijeron cosas mientras yo intenté sacar alguna foto con la gopro aunque sabía que por la noche no se vería bien. Me pasó como cuando monto en bici por Ruidera en verano que me da envidia de los que se bañan, aquí me daba envidia de los que estaban de fiesta....

Se nos fueron otros 20 minutos en esta parada, más cruzar la zona de los puestos que es por donde pasaba el track, más una parada al salir de Lillo para ir al servicio otros 10 minutos... íbamos perdiendo mucho más tiempo del que yo había pensado.

La siguiente parada se nos hizo larga, por lo menos a mi que aunque solía ir el primero durante muchos ratos estaba cansado de la noche. Llegamos a las 6:30 am a Fuente de Pedro Naharro, habíamos avanzado otros 40 kilómetros y todavía era de noche, el track no pasaba por el centro del pueblo pero para descansar quisimos hacerlo en la plaza.

Llegamos a la plaza y había un escenario de un concierto y banderitas en las calles, bromeamos sobre que llevábamos 4 pueblos y tres de ellos en fiestas, seguro que si fueran dos horas menos todavía nos encontrábamos a gente por las calles.

Pero nosotros no estábamos para fiestas, que sueño teníamos, para el día de la Titán del 2012 tengo que hacer algo para evitar el sueño. La noche y tantas horas nocturnas no me hacen mucha gracia, pero claro, en 21 horas sobre la bici... o pillas horas nocturnas o es que estás en el polo norte durante el solsticio de verano.

Nos tumbamos en la acera a los pies de las escaleras de una iglesia y yo casi me duermo, si me hubieran dejado me hubiera "echado un pegao" de todo el tiempo que sea necesario.

Comimos un poco, nos reímos pensando en que nos quedabamos dormidos y al amanecer nos despertaban los paisanos del lugar mirándonos desde arriba diciendo "... esta gente es forrastera".

No había nada abierto, ningún lugar donde tomar un café y nos tuvimos que ir buscando el siguiente sitio, eran las 7:00 am cuando fuimos y luego paramos otros minutillos para ir al servicio cuando ya empezaba a salir el sol y pudimos apagar los focos.

Desde las 7:15 am hasta las 8:15 recorrimos los siguientes 20 kilómetros hasta Uclés, un camino sencillo que picaba todo el rato para arriba, la luz del día siempre da algo de fuerzas y ver al fondo el Monasterio de Uclés me dió alegría.

De Uclés solo conozco el nombre, me suena el monasterio, me suena a nombre de pueblo importante pero nunca había estado y pensaba que era mucho más grande. Es un pueblo pequeñito que tuvimos un calentón para subir arriba hasta el Monasterio y luego nos pusimos a buscar un bar donde tomarnos un café. Solo vimos un bar y una casa rural pero ambos cerrados y no pudimos descansar ni reponer fuerzas, preguntamos a unos ciclistas que vimos que habían quedado y empezaban su ruta y nos confirmaron que no había ningún sitio para tomar nada. Nos preguntaron por nuestro destino y por no abrumar dijimos el siguiente pueblo, Saelices. Nos indicaron un camino para llegar a Saelices en 10 kilómetros pero nuestro track tenía una sorpresa, nos metía por la zona con más relieve de toda la zona, alcanzando el punto más alto de todo el recorrido.

Esta fue una zona complicada, cada uno tuvo sus momentos de fuerza y sus momentos de bajón, aquí yo quizá estaba un poco mejor y subí el primero hasta arriba, para esperar primero a Manuel y luego a Kelles y David que tuvo su mal momento de la ruta en este punto. Necesitábamos los 4 un café urgentemente.

En esta zona de sierra cruzamos un monte que había sido quemado recientemente, nunca había cruzado un monte así y es realmente triste y desolador, una de las cosas que me han gustado de la bicicleta es los paisajes y sitios por los que he pasado, los sitios que he conocido y visto por primera vez y algo así es lo más desagradable que me he encontrado, pinos negros, el suelo calcinado lleno de cenizas... triste de verdad.

Desde aquí era una bajada hasta Saelices un pueblo más grande que Uclés y además un poco más tarde y ya tenían los bares y cafeterías abiertas.

No nos pudimos comer nada consistente pero un café cada uno y un par de magdalenas si que nos dieron las fuerzas que necesitábamos.

Aquí volvimos a estar mucho tiempo parados, entre el cansancio que traíamos, llevar ya más de 9 horas despiertos, rellenar botes, visita a un servicio de verdad, se nos fueron 30 minutos pero lo importante es que cogimos fuerzas.

Cuando salimos noté como íbamos algo más rápido, más despejados de mente y más contentos.

Las ruinas romanas de Segóbriga, no están legos de Saelices, 10 minutos tardamos, después de bajar un poco más por una pista llegamos a una vaya de que rodea las ruinas.

Teníamos un problema de como pasar por dentro para hacer track igual, en el 2011 se tuvo que pedir permiso para pasar por ahí, pero además una vez tenido el permiso a la hora de pasar les pusieron problemas y hubo que contactar con la responsable del sitio para que confirmara la autorización.

Al llegar me fijé en la altura de la valla, teníamos dos opciones o pasar por las buenas o por las malas, primero intentamos por las buenas. Nos acercamos al centro de atención de visitantes y mientras me esperaban afuera me fui a la recepción, estando esperando mi turno ante otros dos turistas me chistaron dos guardias y cambiando la cara para poner la de un niño bueno e inocente les expliqué lo que queríamos, al principio parecía que no les hacía mucha gracia pero según les iba diciendo que no íbamos a ver ni las ruinas, que solo era cruzar por el mismo sitio para no perdernos, que el año pasado ya se pidió permiso y se concedió, que éramos solo 4 personas en bicicleta... le iba poniendo las cosas muy difíciles para decir que no y casi que se vio obligado a dejarnos pasar.

El parque no lo conocía y me lo imaginaba más grande, y más entero, menos ruinas, aunque la verdad es que lo vimos todo desde lejos y sin parar, todo desde la bici.

Al cruzarlo volvimos a abrir la puerta trasera cerrada con un cerrojo sin candado y nos fuimos sin más, no había ni vigilancia, ni cerradura ni nada que dijera que nos habíamos ido.

Desde aquí tuvimos unos kilómetros algo más divertidos, con más curvas, más estrecho, cruzamos algún sembrado pero también algún sendero de monte bajo hasta llegar a las ruinas del castillo de Castillejos.

Unos metros antes de subir hasta el cerro donde estaban las ruinas Kelles pinchó, nos paramos en una sombra y con la ayuda de David y la cámara que llevaba ella de repuesto solucionamos el problema, fueron otros 15 minutos de parada, para comprobar que en realidad sus ruedas son túbules.

En realidad solo necesita el líquido y unas cubiertas nuevas, la llanta que el lo más costoso en dinero ya están preparadas así que seguro que no se complicará y cambiará las cubiertas para protegerse de los pinchazos.

Seguimos avanzando y las fuerzas comenzaron a disminuir otra vez, a todos nos apetecía comer, en todo el viaje y ya iban un montón de horas solo habíamos comido los plátanos y barritas que llevábamos en la mochila y el café de Saelices.

Hubo un momento en el que eran más de las 12:00h. y pasamos a unos pocos kilómetros de un pueblo, quizá 3 o 4 kilómetros pero no pasamos por él, luego leímos el nombre de otros en carteles pero no cruzábamos ningún sitio, eran ya las 12:30h. y no sabíamos si parar o que hacer. Miré en mi GPS y me pareció ver que ya no pasábamos por ningún sitio hasta Belmonte y para eso serían unos 40 kilómetros o más, en nuestro estado mínimo 2 horas pero quizá más y teníamos hambre.

Paramos otros 15 minutos para comernos una barrita, yo iba el primero tirando un poco pero por obligación, por no tener otro remedio no por ganas, y cuando vimos otro pueblo a dos kilómetros de la ruta no lo dudamos y nos desviamos para comer. No es lo mismo ir con una ruta "organizada" y con vehículo de apoyo con el que te puedes montar un avituallamiento en cualquier sitio que ir solos y que haya una distancia de 60 o 80 kilómetros entre dos puntos habitados y te pillen estos puntos entre las 12:00h. y las 16:00h. después de 15 horas pedaleando. Por eso nos desviamos estos dos kilómetros que luego tuvimos que volver a hacer para meternos otra vez en el track y seguir el recorrido del año anterior.

Esta parada para comer tenía que ser más larga, por que era la parada principal para comer, por que llevábamos ya muchas horas, y por que lo necesitábamos, así estuvimos una hora y cuarto desde que entramos en el pueblo hasta que salimos.

Comimos en un bar de la plaza del pueblo. El pueblo se llama Villarejo de Fuentes y para seguir con la tónica del día eran las ferias y fiestas del lugar. Nos pedimos dos bocadillos de tortilla y dos de calamares, la tortilla no estaba demasiado bien, pero lo peor era el pan del día anterior que se hacía chicle. Alguno se comió solo los calamares o solo la tortilla, a mi aunque no me hacía mucha gracia pensando en los hidratos, en los cereales, y en la energía gastada y que necesitaba me comí mi bocadillo y el pan que dejaron otros.

Con una coca-cola, otro café y el rato que estuvimos sin dar pedales volvimos a reponer fuerzas.

Antes de empezar la ruta estuve dos días comiendo más, muchos más hidratos, tantos que en dos días engordé dos kilos, durante la ruta comí y bebí el doble de lo que como y bebe normalmente, al terminar la ruta había perdido 6 kilos. Aunque se diga que es agua o líquido todo lo perdido no es todo así, si fuera todo líquido luego no necesitaría 4 días para recuperar el peso normal.

La siguiente parada programada que teníamos era en Villaescusa de Haro.

Era una etapa de otros 45 kilómetros con varios sube y bajas que se nos hicieron infinitos.

En Villaescusa de Haro estarían esperándonos Andrés y Use para hacer los últimos 60 kilómetros con nosotros.

Cada vez que subíamos un repecho esperábamos ver Villaescusa y nada, vuelta a bajar para subir otra cuesta y así varias. Además era un tramo feo, un camino muy ancho, sin vegetación, sin árboles, sin sombras, a las 15:00 pm, con calor...

Hubo otro momento en el que yo iba tirando un poco más, me adelantaba unos metros, 20 o 30 metros e iba solo, no es que vaya cortando el viento a nadie pero el ver a alguien delante tuya hace que no te pares y si ves que te retrasas mucho pues ya sabes que tienes que apretar un poco y en una de esas cuestas apareció Villaescusa de Haro.

Tiramos cuesta abajo hasta llegar a la entrada del pueblo. Por aquí pasamos David y yo cuando fuimos de Alcázar de San Juan a Cuenca, la ruta interprovincial que mejor se nos dio. Y justo cuando entraba en el pueblo vi enfrente mía un coche todoterreno que venía hacía nosotros.

Yo no lo conocía pero era el coche de Andrés Romero, llegamos al mismo tiempo, coordinación perfecta.

Paramos en el parque en el que hay además una fuente y allí nos invitaron a una sandía y un melón, la sandía estaba buena pero el melón estaba exquisito. Que ganas de beber, las dos rajas de cada fruta y el litro de agua nos sentó muy bien.

También el estar parado 45 minutos, otra vez demasiado, o no... si necesitábamos 45 minutos de descanso hay que descansar 45 minutos pero al final de la ruta nos salieron muchas horas parados.

Arancamos los 6 y la mujer de Andres se llevó el coche.

Los últimos 20 kilómetros antes de llegar a Villaescusa más los 60 kilómetros de Villaescusa de Haro hasta Alcázar de San Juan los hicimos con un viento en contra muy fuerte. Esto también restaba fuerzas. Aun eso creo que mantuvimos un buen ritmo, forzamos mucho por no ir despacio y no ir parados, siempre a una velocidad superior a 20, los primeros kilómetros de la ruta la hicimos mucho más fuerte pasando de los 25 kilómetros por hora y sacando una media altísima para una ruta de ultramaratón pero ahora al final, cansados y con viento en contra tampoco bajamos mucho el ritmo, cuando no apretaba uno apretaba otro y siempre manteniéndonos los 6 juntos. Todo el tiempo que perdimos y nos retrasamos al tiempo previsto de llegada fueron la paradas numerosas y largas que hicimos.

Después ser una ruta con 70 kilómetros entre dos pueblos, ahora en los siguientes 5 kilómetros llegamos a Belmonte. Pasamos junto a su castillo que también vimos en nuestro viaje a Cuenca. Ni lo subimos entonces ni lo subimos en esta ocasión,... otro día iré a Belmonte solo para hacerme una foto junto a los muros de su castillo.

En otros 6 kilómetros llegamos a Monreal del Llano, otro pueblo en muy poco tiempo, así nos íbamos animando, si cada 15 o 20 minutos, si cada 5, 6 o 7 kilómetros pasas por un sitio nuevo es algo que te anima por parecer que vas más rápido o avanzas más. Pero el cansancio iba por dentro, ya habíamos pasado de los 200 kilómetros y el viento no paraba de intentar frenarnos.

Para llegar a Mota del Cuervo tuvimos que hacer 15 kilómetros más. Yo tenía sueño y necesitaba un café, coca-cola o un red bull, algo que me espabilara, se empezaba a mezclar el cansancio con el sueño.

Durante la noche ya tuvimos momentos de sueño, antes de llegar a Uclés y de que amaneciera todos llegamos a dar algún cabezazo en la bicicleta, llegar a dormirse dando pedales no es fácil, puede ser peligroso por la caída pero es que además hace falta tener mucho sueño para que pase esto, pues ahora en este momento estaba igual, paramos en la gasolinera que hay en medio de Mota del Cuervo para comprar agua fría, yo hubiera preferido un café, pero en realidad aquí también tenía coca-cola y lo que compré fue un litro de acuarios bien frío.

Me bebí un litro entero de acuarios, al estar tan frío me despejó un poco la mente, fue una parada de 15 minutos, casi lo mínimo para ser 6 ciclistas que tienen que comprar, beber y partir de una parada.

Desde aquí ha Alcázar, hasta la plaza de España, eran solo 35 kilómetros y además recorridos en más de una ocasión.

De Mota del Cuervo tiramos para El Toboso. En El Toboso les dije de hacer una breve parada para llamar por teléfono, todos llamamos por teléfono a nuestras mujeres, amigos o alguien para avisar de nuestra hora de llegada, fue una parada de 5 minutos pero cada kilómetro que hacíamos nos iba restando fuerzas a un ritmo vertiginoso, todo el recorrido de Mota a El Toboso lo hice solo el primero tirando del grupo, el aire en contra me estaba matando, hubiera preferido lluvia, frío o calor intenso pero ese aire me mataba. Quería aumentar un poco el ritmo para no terminar parados, además quería llegar a casa pronto para acostar... y para curarme un dedo que llevaba infectado y apunto de reventar.

De El Toboso a Campo de Criptana el terreno pica algo para arriba y tuvimos otro problema por el camino a seguir, yo tenía un recorrido y ellos otros, además Andrés se había sumado a la ruta "oficial" y eran tres contra mi ruta "real".

En algunos momentos apretaba uno en algún alarde de fuerzas y nos dejaba a todos muy atrás, luego lo hacía otro, luego otro, en otras ocasiones yo mismo, y luchando contra el fuerte viento contrario llegamos a Campo de Criptana.

Desde los Molinos ya se veía Alcázar, hacía más de 20 horas que habíamos salido de Alcázar de San Juan y por fin regresábamos, el Sol ya se ocultaba y teníamos prisa por llegar.

Estos últimos 10 kilómetros se me hicieron duros y eso que ahora si eran más cuesta abajo que cuestas arriba, pero tenía un sueño que me caía. Además de que habíamos empezado a superar nuestro record con 250 kilómetros ya recorridos, terminamos la ruta con 260 kilómetros. Una barbaridad para recorrer por caminos, aunque sea a un ritmo cómodo, con sus incidencias, noche, mañana, tarde, comidas, pinchazo, aire en contra... muchos, muchos kilómetros para una sola jornada que seguro que no todo el mundo está capacitado o entrenado para hacer. Solo la postura, el culo en el sillín de la bicicleta, la espalda, las muñecas, los brazos,... todo se empieza a resentir.

Cuando llegamos a Alcázar y atravesábamos las calles del pueblo para llegar a la plaza donde nos esperaban algunos amigos y familia el cansancio desapareció, luego llegas y después de una sonrisa, abrazo o beso vuelve a aparecer el cansancio pero hay un momento en el que el cansancio es ocultado por la emoción de lo conseguido.

Nos hicimos unas fotos de grupo, de los 4 que hicimos el recorrido completo, de los 6 que hicimos un tramo juntos, y de David y yo que hace un mes decidimos hacer todas las Titanes de la Mancha y cumplimos otro de nuestros retos y objetivos. Hace un mes decidimos que la mejor forma de entrenar para la cuarta edición era hacer las tres anteriores y ya estaba hecho. Hace un mes decidimos que íbamos a ser uno de las pocas personas que han realizado 4 Titán de la Mancha y es que contando con que la primera edición solo la realizaron 16 personas y alguna no ha repetido en las anteriores somos unos afortunados. Y además los únicos que han realizado todos las ediciones en un mismo año, en realidad todas las ediciones en solo 6 semanas.

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